Es
tu cumpleaños y quiero besarte
(más
allá del Facebook)
Para Martín Adrián Ramos, por que su ser nos sigue llenando de luz y para Laura Ponce, quien lleva el "mientras tanto" mejor que nosotros y nos da fuerzas, siempre
Sobre
una idea original de Cristian Gainza
Prólogo:
Buenos Aires, 3 de
agosto de 2010
-¿Juan Pablo, donde
estás?-
Eliana
no podía dejar de hacerse esa pregunta, una y otra vez. No podía
pensar en nada más que en él, en cada cosa que vivieron juntos
desde que se conocieron, el día que ella cumplió quince años....
1ra Parte.
Buenos Aires, 15 de
marzo de 1993
Solamente habían pasado
dos horas de la fiesta y Eliana ya no aguantaba más a nadie. Ella no
quería una fiesta, lo único que pidió fue una buena cámara de
fotos, un equipo de audio y que la dejaran ir a un bar con sus amigas
a ver tocar a Los Piojos. Pero no, si quería la cámara y el equipo
no había recital y se bancaba la fiesta, si no, se quedaba sin nada.
Ahora, cuando todos
bailaban, después de saludar parientes que ni conocía y poner cara
alegre para sacarse mil fotos nada espontaneas por fin debería estar
disfrutando, pero no, tenia rabia y ganas de llorar; desde el primer
tema después del maldito vals que bailó con su papá, Natalia, su
mejor amiga no se despegó de Ramiro, el chico que le gustaba a Eli
desde hacia dos años.
-”La muy atorranta”-
pensaba Eliana-”Se lo come con los ojos y encima me sonríe, pero
cuando termine la fiesta ¡la mato!-
-¿Querés cerveza?- La
voz la sobresaltó. Era Juan Pablo, el amigo de Ramiro que le ofrecía
un vaso. Estuvo a punto de decirle que no, pero tomó el vaso y
mandando el mundo a la mierda en su cabeza, lo vació de un trago.
-¡Epa! ¡Despacio
nena!- ella lo miró con bronca
-¿Por que me decís
nena?-
-¡Y si apenas tenés
quince!- y le guiñó el ojo - “Otro plomo” - pensó Eliana y le
preguntó
-¿Y vos cuantos tenés?-
-17- le dijo, mirando a
Ramiro y Natalia que dejaban de bailar y salían de la mano al patio
del salón.
Ella también los vio y
tuvo ganas de salir corriendo, pero en vez de eso le pidió a Juan
más cerveza.
-¿Estás loca? Si tu
vieja me ve, me mata, si es que el aburrimiento no me mata
primero...perdón pero la fiesta está dormida. ¿Te gusta Ramiro,
no?-
Eliana se sorprendió y
sin decirle nada, asintió con la cabeza, tragándose el nudo que
tenía en la garganta.
-Bueno, no importa. Si
te gusta la música y todavía querés cerveza, cambiate que te
espero en la puerta en diez minutos- Y se fue antes de que ella
pudiera decirle nada
No quiso pensar, si
pensaba no lo hacía. Se puso el jean y la remera que pensaba usar al
final de la fiesta, se soltó el pelo y escapó del salón para
encontrarse con Juan Pablo que la esperaba sentado en una moto.
-Así estás más linda,
Fugitiva. Subite- ella dudó un segundo
-¿Donde vamos?-
-A un bar, a ver a Los
Piojos ¿te gustan?- Eli no lo podía creer
-¿En serio?- Juan Pablo
se rió
-Y si nena, tenés que
festejar tus quince, ¿no?- y se fueron juntos
Después de tres horas
de cerveza y cantar hasta quedarse sin voz Eliana ya se había
olvidado de Natalia, Ramiro, su madre y la fiesta.
Antes de subirse a la
moto, miró a Juan Pablo y le dijo:
-Gracias, soy super
feliz- él le agarró la cara y mirándole la boca, confesó
-Es tu cumpleaños y
quiero besarte-
y la besó, con un beso
intenso y largo, después le dijo
-Te llevo a tu casa-
-No quiero, ya sé que
me van a matar, que estoy loca, pero no quiero, quiero estar con vos-
Juan Pablo la miró
pensativo
-¿Estás segura?-
-Si, bien segura-
Y él la llevó al
departamento donde vivía con su hermano. Hicieron el amor de mil
formas, explorándose y conociéndose en cada minuto, hasta quedarse
dormidos bajo el sol del mediodía. Al despertar el deseo los dominó
de nuevo y después Juan la llevó a su casa y Eli recibió el sermón
mas largo de toda su vida, pero se fue a dormir con el sabor de Juan
Pablo en la boca y su olor en la piel.
Mantuvieron una relación
clandestina durante más de un año. Lo que para Eliana había
empezado como una historia de amor se convirtió en una montaña rusa
de sensaciones cada vez que él la miraba y esa nena que Juan Pablo
se había llevado a la cama “como una más” pasó a ser la única
mujer que podía consumar todos sus deseos.
No eran novios, no
estaban enamorados, ni eran amigos. No nada tenían nada en común,
salvo la música y ese deseo que los fundía en una sola llama cada
vez que estaban juntos.
Dos semanas después de
que Eliana cumplió 16 años, ella y su familia se mudaron a Uruguay.
Cuando se fue no veía a Juan desde su cumpleaños. Habían pasado
juntos todo ese día en una habilitación de hotel, deseándose tanto
que les dolía, entregándose hasta casi perder la conciencia y cada
vez, Juan le repetía,
-Es tu cumpleaños y
quiero besarte-
Eliana no pudo
despedirse de Juan y cada uno siguió con su vida, sin llantos ni
lamentos, sencillamente, ya no se vieron, hasta que el destino los
cruzó siete años después, en el lugar y el momento más
inesperados...
2da Parte.
Angra dos Reis,
Brasil, 14 de marzo de 2001
Juan entraba con su
mochila al hombro, como siempre, al hotel donde Eliana pasaba su luna
de miel cuando chocó de frente con ella y su marido. Mientras el
tipo levantaba los bolsos y la mochila de Juan, él y Eliana no dejar
de mirarse, Solo cuando el marido dijo ¿Vamos Eli?, volvieron a la
realidad, con esa sensación de fuego que los quemaba por dentro.
A Juan no le llevó
mucho tiempo averiguar los hábitos y horarios de Eliana su marido,
una vez instalado en el hotel y hasta encontró la forma de quedarse
solo con ella al día siguiente, cuando su fugitiva cumplía 23
años.
Eliana no tenia ganas de
levantarse ese día, perdió todo el entusiasmo por Angra dos Reis,
desde que vio a Juan Pablo. En esos segundos sintió ese vértigo que
siempre la invadía bajo su mirada, ese recuerdo de placer
anticipado. Nunca había olvidado del todo el olor de Juan, ni el
gozo que experimentaban juntos...!y esa maldita llamada a la puerta,
una y otra vez! Su marido se había ido a nadar, bien temprano, como
siempre, después de darle su regalo y anticiparle que se verían
para almorzar y ella estaba de mal humor, harta del hotel, la playa,
las mañanas sola, su cumpleaños y la puta luna de miel.
Se levantó dispuesta a
gritarle a quien fuera que golpeaba y se quedó congelada mirando a
Juan Pablo que la comía con los ojos mientras entraba al cuarto y le
decía al oído “Es tu cumpleaños y quiero besarte” con la voz
cargada de deseo.
No lo pensaron ni lo
planearon, tampoco dudaron, solo sucedió, se entregaron a ese deseo
que los colmaba cada vez que estaban juntos, que los envolvía en un
calor de incendio y un olor animal, ácido y salvaje.
Antes de irse, Juan le
regaló una foto de la moto en que se habían escapado la primera vez
, ocho años atrás, le contó que estaba en Brasil por trabajo y se
fue , callando todas las preguntas de Eli con un beso que la dejó
sin aliento.
Todo ese día, se
pensaron, indiferentes a lo que los rodeaba y sin ponerse de acuerdo,
al amanecer del día siguiente, estaban en la playa, se fueron en la
moto nueva de Juan, para buscar un lugar alejado para poder devorarse
libremente y hacia el mediodía, él se registraba en otro hotel, así
estuvieron durante 3 días y hubieran seguido si el marido de Eli no
hubiera sido convocado a Buenos Aires por trabajo. Ella no pudo
avisarle nada y cuando subía al avión, mentalmente renunciaba a él.
Otra vez...
3ra Parte.
Buenos Aires, 14 de
marzo de 2010
Eliana miraba el monitor
de su computadora, el azul dominante de la página de Facebook le
llenaba la retina. Por enésima vez se preguntaba por que mantenía
su face, siempre con las mismas charlas estúpidas y supuestas
amistades vacías.
Al día siguiente era su
cumpleaños y mientras miraba sus notificaciones llegó una solicitud
de amistad de Juan Pablo Iriarte y un mensaje: “Mañana es tu
cumpleaños y quiero besarte” Con el pulso acelerado aceptó la
solicitud, respondió el mensaje y curioseó su perfil. Todo el día
estuvo pendiente de Facebook, pero recién por la noche Juan se
conectó y chatearon más de tres horas sobre trabajo, hijos,
parejas, la separación de ella, los viajes de él, todo eso pero con
una única idea urgente y poderosa: Volver a fundirse juntos en ese
fuego que sólo ellos sabían encender. Cuando Eliana le preguntó
por la moto que aparecía en la foto de perfil de Juan, él le contó
que la compró en Brasil, modificada para correr, cuatro años
después de verla por última vez y que cuando alguien le había dado
su nueva dirección en Buenos Aires había salido con la moto a
buscarla en su cumpleaños pero tuvo un accidente grave y las
consecuencias no le permitieron buscarla de nuevo, hasta que la
encontró en Facebook. En ese momento le preguntó:
-Eli, ¿querés venirte
mañana a mi casa de San Telmo, aunque sea un rato? Es que después
me voy a Misiones-
Eliana no dudó
-Bueno, a la noche,
cuando los chicos se vayan con su papá-
Y pasaron juntos toda la
noche del cumpleaños de Eliana en la casa antigua, para ella fue un
lugar mágico, con casi todos los muebles cubiertos con telas, libros
viejos, cajas, partes de motos y un sinfín de cosas que Juan dijo
que no usaba porque casi no paraba en Buenos Aires y por eso mantenía
casi todo guardado. La sorprendió que Juan pareciera tan joven, como
si el tiempo no hubiera pasado para él, pero...¿que le importaba?
Para los dos, lo único importante era sentirse la piel, las bocas
hambrientas del cuerpo del otro, las manos febriles regalando
caricias de fuego, y ese fuego, ese olor que hacían juntos, hasta
dormirse entrelazados y agotados
Eliana se despertó sola
en la casona, con una rosa a su lado y una nota de Juan donde le
pedía perdón por dejarla sola pero iba a perder el avión a
Misiones si se quedaba y le prometía contactarla por Facebook.
Así comenzaron una
rutina casi diaria de chat, a veces recordando las cosas que hacían
cuando se conocieron, como encontrarse en la terraza de un edificio
los días de tormenta, para hacer el amor bajo la lluvia, o mandarse
canciones por la radio usando sus iniciales. Siempre habían tenia
una obsesión por mantener oculta su relación, para ahorrarse
responder preguntas obvias y escuchar comentarios inútiles, porque
¿como explicar que no eran amigos ni estaban enamorados y sin
embargo sentían algo mucho más poderoso que el amor y la atracción
física? La de ellos era una unión basada en el sexo, el secreto y
la libertad.
Algunos días Eli le
contaba cosas sobre sus hijos pero Juan casi no decía nada de su
vida actual, solo sobre sus trabajos en Brasil y Misiones, de lo
personal solo le dijo que se había separado años atrás, unos meses
antes del accidente y que no tenía hijos. Tampoco publicaba fotos o
hacia amistades nuevas, lo único eran post de música que Eliana
sabia que eran para ella. Él le decía que no quería tener mucha
gente, que por ahora, el Facebook era su refugio en común, hasta que
volviera a Buenos Aires.
Después de un par de
semanas, Eli recibió en su celular una llamada sin ID: “Hola
Fugitiva” le dijo la voz de Juan Pablo y enseguida a ella se el
erizó la piel. “Te llamo de la empresa de turismo, te paso mi
número de celu”
-No aguantaba más sin
escucharte y me falta un tiempo todavía para poder verte de nuevo,
por eso te llamo-
Ella estaba tan
sorprendida que ni se le ocurrió preguntarle como había conseguido
su número ni por que parecía que le hablaba desde muy lejos, como
si no tuviera casi señal. Sólo escuchar la voz de él le traía ese
vértigo de placer tan familiar y tan de ellos y de a poco, con las
palabras, él la fue llevando, excitándola, incitándola de nuevo a
algo prohibido , crudo y salvaje como él mismo cuando le dijo:
-Fugitiva, ¿viste que
hay una forma de sexo que nunca hicimos? Y nos quedan más-
Y así, cada vez que
ella estaba sola, jugaban al amor por teléfono, hasta que una noche
Juan le anunció que al día siguiente iría a verla, el 30 de junio.
Se citaron en un bar, Eli llegó puntual y lo esperó más de dos
horas, llamando a cada rato a su celular, para escuchar una máquina
que le decía que llamaba a un numero inexistente. Volvió a probar
varias veces y siempre lo mismo, aunque era imposible por que a la
mañana habían hablado para confirmar el lugar y horario de la cita.
Cuando Eliana llegó a
su casa se encerró en su cuarto para abrir su Facebook para releer
el último chat que tuvo con Juan Pablo para volver a confirmar que
la cita era donde ella estuvo, así que se dirigió al perfil de
Juan, con la esperanza de que él le hubiera dejado alguna pista en
una publicación, pero el monitor le informó que el perfil requerido
nunca había existido o que había sido dado de baja. ¿Como podía
ser?
Volvió a los mensajes y
ahí estaban. La última frase de Juan: “Voy con la moto, así nos
escapamos como la primera vez por que aunque no sea tu cumpleaños,
me muero por besarte”
Durante dos semanas
Eliana llamó todos los días al celular de Juan, lo buscó en
Facebook de todas las formas posibles. Llamó a todas las agencias de
turismo de Entre Ríos, Misiones, Brasil, Uruguay y Buenos Aires y en
ninguna sabían quien era Juan Pablo.
Ya desesperada, empezó
a llamar a clínicas y hospitales, sin resultados. Nunca dudó que a
Juan le había pasado algo grave, para dejar de comunicarse con ella.
Jamás pensó que la abandonaría sin decirle nada.
Finalmente recurrió a
Ramiro, el amigo de Juan y ella en su adolescencia, por que trabajaba
en el Registro Nacional de las Personas. Solo una llamada alcanzó
para que Ramiro se comprometiera a hacer todo lo posible por
encontrarlo. Durante las cinco noches que siguieron ella soñó con
Juan que le hacía el amor mil veces y cada una le decía: “No
podía irme, tenía que besarte”. Ese sueño le daba esperanzas,
sentía que él también la buscaba de alguna forma, aunque no
comprendía por que no podía encontrarla, hasta que una mañana
Ramiro la llamó diciendo que tenia noticias y la citó en un
tribunal...
Epílogo
Ahí estaban ahora, esperando un
empleado que prometió traerles el expediente de Juan Pablo. Durante
la espera, Eli le contó a Ramiro todo lo que había pasado desde que
encontró a Juan en Facebook y él le creyó. Una puerta se abrió,
interrumpiendo su charla y un hombre de cara seria les dijo:
“Señores,
lamento mucho decirles esto, pero la persona que buscan está
fallecida, hace varios años, un accidente en moto, aquí están el
informe y el certificado de defunción”
Eliana estaba congelada, Ramiro
abrió la carpeta y leyó la fecha de la muerte de Juan: 15 de junio
de 2005, el día del cumpleaños de Eli, cinco años atrás.
Sofi
Morocha 15 de febrero de 2012
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