lunes, 13 de julio de 2009

El hombre inutil-Sofi

El hombre fue introducido en el gran salón por dos guardianes de la O.P.O.E[1]. Una intensa luz lo dejó ciego por un instante y la voz del representante de la O.P.O.E llegó a sus oídos.
-Informe su nombre-
-Ustedes ya saben mi nombre, de no ser así, no habrían ido a buscarme-
Sin cambiar el tono impersonal de su voz, el funcionario repitió la orden y agregó:
-Sus respuestas nos servirán para determinar su estado mental y físico. No empeore su situación desperdiciando el tiempo de los funcionarios del estado-
El hombre, con el mismo gesto resignado que lo acompañaba desde hacía treinta años (cuando la O.P.O.E se había formado como consecuencia de la U.M.E.P [2], luego de la tercera y última guerra mundial, cuando los pocos países que aún tenían combustible y alimentos se unieron para dominar al resto de la humanidad, manipulándolos con miedo, torturas y enfermedades) respondió:
-Juan Salvador Nadie-
-Ese no es el nombre que sus padres le dieron-
-Así es, es el nombre que elegí cuando la U.M.E.P se formó. El original lo olvidé-
-Informe el motivo de ese nombre-
-Ser un ser libre y anónimo a la vez-
-Lo que dice no tiene sentido-
-Lo mismo le decían sus compañeros a Juan Salvador Gaviota-
-Lo que dice no es comprensible-
-Lo sé, solo alguien inteligente sabría quien fue Juan Salvador y solo alguien libre de pensamiento libre lo entendería y usted no es nada de eso-
El funcionario se sintió violentamente incómodo pero continuó su labor
-¿Sabe por que ha sido traído aquí?-
-Si. Para ser “evaluado”-
El tono burlón que puso al decir “evaluado” no pasó inadvertido al funcionario, pero no quiso demostrarlo
-Informe su profesión-
-Bibliotecario-
-Sabiendo que será evaluado, ¿mantiene su respuesta?-
-Si. Puede que no sea conveniente, pero es la verdad. Podría decirle otras cosas, que también serían verdad, pero no son profesiones, más bien son aspiraciones y aficiones-
Los ojos comenzaban a arderle bajo la intensa luz blanca. El funcionario se sintió interesado, sin saber por qué.
-¿Que otras cosas?-
El hombre se tomó unos segundos para reflexionar.
-Lector y coleccionista de obras plásticas y musicales como aficiones, escritor y artista como aspiraciones-
-Sabiendo que será evaluado, ¿mantiene su respuesta sobre profesión, aspiraciones y aficiones?-
-Si-
Se mantenía tranquilo, pese al ardor en sus ojos y el dolor que las esposas magnéticas le causaban en las muñecas. El funcionario continuó preguntando
-Informe su edad-
-Sesenta y cinco años-
-¿Entiende que todo lo mencionado lo califica como un Ciudadano No Productivo?-
-Lo entiendo, pero no entiendo el motivo-
El funcionario, sintiendo que se le acababa la paciencia con aquel viejo imbécil, tratando de mantener la calma, explicó:
-El motivo es simple, su profesión consiste en conservar libros, los libros no existen, por lo tanto, su profesión tampoco-
El hombre, sintiendo que el bibliotecario que vivía en él se enfurecía, casi gritó:
-Los libros existen, solo que la O.P.O.E y la U.M.E.P no permiten que los ciudadanos accedan a ellos-
-Los libros existentes son ilegales bajo el estatuto de la U.M.E.P. Los ciudadanos acceden a la información y entretenimiento necesarios, el U.M.E.P se los provee, a través de las terminales de Intervisión, en forma controlada, y eso es suficiente-
El anciano, con ojos de fuego contestó-
-Esa es su creencia, su ilusión y utopía-
-No se le ha pedido ninguna respuesta y además le aconsejo no usar palabras obsoletas, no aceptadas por el vocabulario legal
El bibliotecario preguntó sonriendo
-¿Entonces, que sucede con mis aficiones y aspiraciones? Todos los ciudadanos tenemos derecho a ellas e incluso algunos son productivos gracias a ellas
El funcionario sintió que la impaciencia crecía dentro de él, se preguntaba por qué aquel hombre el hacia perder el tiempo, si ya conocía su respuesta. Respirando profundamente, para que su voz no se alterara, contestó:
-Sus aficiones no existen, no hay libros, ni obras plásticas o musicales que coleccionar y nuestros registros indican que en treinta años nunca ha usado su acceso de ciudadano a información o entretenimiento y sus aspiraciones son ilegales, al igual que todo lo llamado “arte”. Usted dijo artista, no dijo Realizador de entretenimientos e información masivas”. ¿Es esto lo que quiso decir?-
El hombre se permitió una carcajada burlona, antes de gritar:
-¡Qué el destino me libre de un empleo semejante! Eso no es una profesión ni una aspiración, es solo una categoría para un funcionario de la O.P.O.E –
-Es una profesión digna y útil para nuestra sociedad y no un hábito infantil, perverso e ilegal como lo que usted llama “Aspiraciones y aficiones”, cosas que ya no son necesarias para los ciudadanos.-
-¡Serán necesarias cuando los ciudadanos recuperen su humanidad!-
El funcionario, enfurecido y con el rostro pálido, solo dijo en voz baja
-Fin del interrogatorio. En vista de sus respuestas, Juan Salvador Nadie, ciudadano nº 203.574.816 es declarado a partir de este momento “Persona No Productiva”, perdiendo todos sus bienes, derechos y privilegios como ciudadano en forma inmediata y condenado a la eliminación, condena que será cumplida en las próximas veinticuatro horas. ¿Tiene algo que decir o algún pedido que hacer?-
Los ojos del hombre centellearon mientras reflexionaba. Después de un momento habló.
-Quiero ser eliminado en mi casa, de una forma que solo mi verdugo y yo conozcamos y que mi eliminación sea transmitida por Intervisión-
El funcionario se sintió sorprendido y complacido. Una eliminación con difusión masiva daría un gran impulso a su ya exitosa carrera en la O.P.O.E. Con voz fría contestó
- Me parecen pedidos fáciles de conceder-
-Una última cosa- dijo Juan Salvador. –Me gustaría mantener una pequeña charla con alguien antes de ser eliminado.-
El funcionario frunció el ceño y dijo
-Sabe que no puede pedir un predicador de ninguna clase, como sabe que las prácticas antiguamente conocidas como Religiones están prohibidas ¿verdad?-
-Claro que lo sé, de hecho, nunca fui un creyente. En realidad quisiera que mi último interlocutor, fuese usted, Señor Funcionar-
El funcionario caminaba con paso firme por las calles mugrientas de la ciudad, reprimiendo el asco que le producían la basura, los mendigos, las casas destruidas y la deprimente suciedad que lo rodeaba. Aquí, en estos sitios marginales, vivían todos los No Productivos que la O.P.O.E, con la aprobación de la U.M.E.P se dedicaba a erradicar, pero que aún, debido a los llamadas “leyes humanitarias” no podían ser eliminados, a menos que violaran algún estatuto.
En esto pensaba el funcionario. Los fines de la U.M.E.P y la O.P.O.E eran claros, pero los medios eran lentos. Los procesos de interrogación eran innecesarios y tediosos, aquellos seres nunca negaban sus actos ni su condición, de hecho el funcionario pensaba secretamente que los enorgullecían y este orgullo le causaba una profunda incomodidad, una oscura envidia, un sentimiento obsceno y prohibido. Él siempre había sentido satisfacción en sus funciones, hasta que comenzó a realizar interrogatorios, entonces supo, muy dentro suyo, que nunca había estado orgulloso de nada, que no sabía que era “ser honesto”, sentirse “libre” ó “dormir tranquilo”, frases que aquellos hombres y mujeres usaban con frecuencia. Claro está que nunca habló de esto, ni de sus pesadillas, ni de tantas otras cosas, con nadie. No quería que su eficacia fuese puesta en duda y mucho menos que una sonda psíquica fuese introducida en su cerebro. Casi sin darse cuenta, llegó al edificio donde habitaba Juan Salvador Nadie. Era un viejo hotel y las habitaciones, pequeñas y oscuras estaban ocupadas por sujetos tan inservibles como el bibliotecario. Cuando se abrió la puerta un olor a papeles viejos le llenó las narices y vio miles de libros, ordenados en estantes y mesas. Sin saludar, el funcionario preguntó mientras entraba:
-¿Sabe que toda esta basura será quemada luego de su ejecución?-
Le sorprendió ver como los ojos del anciano se llenaban de lágrimas, al tiempo que una sonrisa amarga aparecía en su cara, y volvió a preguntarle
-¿Por qué llora? ¿Le teme a la muerte?-
El bibliotecario pareció enojarse por un momento y luego respondió
-¿Y usted? Usted solo sabe hacer preguntas. ¿No sabe saludar, o lo que es un dialogo? Le diré por que lloro con otra pregunta. ¿Usted no lloraría si le dijeran que su familia, sus amigos, las personas que ha conocido y cuidado durante toda su vida, los únicos compañeros que le quedan, serán quemados como basura?
El funcionario, disimulando su confusión, contestó
-No sea necio intentando mentirme. Lo investigamos y usted no tiene familia o amigos, todos han muerto-
El viejo, con furia contenida, respondió
-Así es, perseguidos, torturados y ejecutados por la O.P.O.E solo por querer continuar siendo humanos, por negarse a convertirse en máquinas de carne y olvidar sus sentimientos-
El funcionario, sorprendido por las palabras de aquel hombre, sólo dijo
-Se negaron a cambiar, a avanzar hacia una sociedad mejor, más productiva, ordenada y segura-
-Más redituable, sometida, aburrida e ignorante, sin inquietudes ni ambiciones. Esto hizo la O.P.O.E a nuestro mundo. De todos modos, no pensaba en mis muertos cuando lloraba. Pensaba en mis libros-
El representante de la O.P.O.E se sintió incómodo, la misma incomodidad en la que pensaba de camino a casa de Juan Salvador y se rió nerviosamente, para disimular
-¿Lloraba por sus libros? ¡Vaya estupidez!-
En su interior, el viejo se sintió enfurecido, pero en lugar de demostrarlo dejó que el actor que habitaba dentro de él se hiciera cargo de la situación y dijo sonriendo
-Es verdad, una tontería de viejo, sin embargo, aún falta tiempo para mi ejecución y quisiera pedirle algo, además de disculparme por mis malos modales. ¿Por qué no toma asiento y bebe algo caliente?-
El funcionario se sintió sorprendido por el cambio del viejo, aunque de todas formas, aceptó sentarse, no bebió nada por que desconfiaba del hombre. El bibliotecario cerró la puerta con llave, se sirvió un café y mientras se sentaba, miró al representante de la O.P.O.E y preguntó:
-Señor Funcionario ¿Sabe lo que es un “doble agente”?-
El funcionario, sin titubear, negó con la cabeza. El viejo continuó hablando
-Un doble agente es un hombre que durante una guerra daba información de su país a alguien del país enemigo. Lo que más le va a sorprender, es que aún existen los dobles agentes-
-Eso no es posible. Ya no hay guerras-
-Pero si hay dos bandos, mi querido señor. Están ustedes, los representantes de la O.P.O.E y la U.M.E.P y nosotros, los inútiles-
El funcionario sintió que empezaba a transpirar. De un salto se puso en pié y casi gritó
-¡Eso es imposible¡ Usted intenta parecer un demente para que su ejecución sea detenida-
-Se equivoca, ustedes han sido traicionados con un objetivo y mi ejecución es parte de ese objetivo. Algunos traidores son personas nobles que entendieron nuestra causa. Otros, como Judas, han sido traidores por treinta monedas de plata. En conclusión, mi ejecución será retrasada unas tres horas. Tiempo que utilizaré para explicarle al mundo cuales son los errores de la U.M.E.P y la O.P.O.E. Por que no podemos seguir bajo este gobierno autoritario y egoísta. Por supuesto, mi muerte y la suya darán más fuerza a mis argumentos. De hecho, ya estamos en Intervisión.
El funcionario corrió a la puerta, pero el viejo le mostró la llave que estaba en su mano y luego la arrojó por la ventana
-¿Qué hará conmigo?- preguntó aterrado el funcionario
-Nada cruel, se lo aseguro. Solo le contaré algunas historias, mis compañeros, los libros, me ayudarán. Usted no se dará cuenta de que tres horas han pasado, por que serán las tres únicas horas de su vida en las que se sentirá vivo. Luego de ese tiempo, todo este lugar explotará y todo terminará para nosotros-
El funcionario, vencido y extrañamente curioso, se sentó resignadamente y esperó.
El bibliotecario, antes de sentarse, tomó un objeto redondo y lo colocó en un polvoriento artefacto, que parecía muy antiguo, mientras decía
-¿Ha escuchado música alguna vez?-
-Claro que sí-
-No señor, yo le pregunto si ha escuchado Música, no esos horribles sonidos artificiales y repetitivos que aturden nuestros oídos todo el tiempo, en todas partes-
-No sé de que habla-
-De esto- dijo el viejo, mientras accionaba el artefacto y el Himno a la alegría de Beethoven inundaba la habitación. Ante la música, el funcionario se sintió sobresaltado, pero en pocos minutos la belleza y la armonía de los sonidos sorprendieron su alma y una emoción hasta entonces desconocida lo embargó.
El bibliotecario notó la emoción del funcionario y sonriendo dijo
-Señor Funcionario, lo felicito sinceramente, está claro que su alma no está mutilada y que sus sentimientos solo se encuentran dormidos, es usted diferente a muchos de sus colegas. Por eso le pedí que venga.-
El funcionario sintió lágrimas rodando por sus mejillas y pidió:
-Juan, por favor, dígame por qué lloro si siento alegría, por qué siento alegría si pronto moriré, no logro entenderlo-
Sin dejar de sonreír mientras daba al funcionario una taza de té, Juan contestó:
-Eso, mi querido señor, son emociones. Las emociones, el alma, son las cosas que nos hacen humanos, no solo la razón. La razón solo nos distingue de los animales y no creo que eso sea tan bueno.-
-¿Dice que los animales se emocionan?-
-Claro que sí, pero usted no lo sabe por que la U.M.E.P no le ha permitido tener uno. Un hombre llamado Sigmund Freud, en el pasado, descubrió muchas cosas sobre las emociones y el razonamiento, sus descubrimientos ayudaron a muchas personas, pero finalmente las únicas emociones, los únicos sentimientos que predominaron en la humanidad fueron y son el Odio y el Miedo. Por ellos estamos así en nuestro mundo, pero, pero cuando las personas vean que existen muchas mas ideas, emociones y sentimientos tan fuertes que hasta un funcionario no puede resistirlas, dejarán de temer y se rebelarán ante del odio y el miedo. Entonces la U.M.E.P sentirá el Miedo y eso será glorioso-
-Juan, ¿Qué otras cosas despiertan emociones? ¿Que otras cosas conoce que me han negado?-
Entonces Juan tomó un libró y habló al funcionario de las antiguas civilizaciones, de la cultura, el arte y la mitología griega, de las maravillas construidas por los egipcios. También le habló de Jesús y sus milagros y de esa oscura Edad Media donde en el nombre de Dios se masacraban poblaciones y se ocultaban celosamente conocimientos, una época triste, parecida a la que ahora vivían. Habló y narró cuentos clásicos para niños, donde siempre la bondad y la belleza triunfaban sobre el mal y el horror. Le contó que el arte ha sido el gran pilar que siempre ha servido a la humanidad para expresarse, para revelarse y rebelarse y hasta para burlar a la muerte. Ante cada tema, Juan tomaba un libro diferente o mostraba una pintura. Hasta que una alarma chilló con estridencia. Ante el ruido, el funcionario pareció reaccionar, estaba confuso.
-¿Que es eso?-preguntó
-Faltan diez minutos para que la muerte venga por nosotros-
-¿Es la muerte como me la ha contado? ¿Como la imaginaron Poe o Shakespeare?-
El bibliotecario sonrió
-Has sido un maravilloso alumno, mi querido funcionario, pero pronto todo terminará-
-¡NO!-gritó el funcionario-Debemos salvarle a usted y a sus libros, sus pinturas y su música, debemos devolverlos al mundo para que entiendan lo que han perdido-
-No te preocupes, hijo. Mis materiales más valiosos ya han sido protegidos-
-Pero moriremos en vano-
--Claro que no. Las ejecuciones vistas hasta ahora han sido de pobres hombres como yo, llenos de miedo, ejecutados por pobres hombres como tú, llenos de ira. Esta será diferente, todos los revolucionarios del mundo están listos para recibir a aquellos que quieran sentir y ni siquiera la U.M.E.P podría con ellos. ¿Tienes miedo?-
-No. Solo tristeza por no haber conocido antes mi alma-
-Entonces pongamos de nuevo nuestro himno y que la muerte nos encuentre sonriendo y cantando-.
Juan puso nuevamente el Himno a la alegría y mientras él y el funcionario cantaban y reían y arrojaban libros al aire, una gran explosión sonó en la habitación y todas las terminales del mundo se iluminaban con un río de fuego.
Luego el silencio se apoderó de todo, pero todos los ciudadanos ya corrían por las calles para buscar su alma y su humanidad perdidas.

[1] Organismo de Programación de Oficios y Economía
[2] Unión Mundial para el Ejercicio de la Paz

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