lunes, 13 de julio de 2009

A tí, que sabes aguzar el oído - Chinchiya

¿Has escuchado a Gob, el caudillo de los gnomos? Se halla preocupado por el estado de los bosques. Día a día sus amados árboles van desapareciendo. Sospecha que ese ruido infernal, de un mecánico taladro, tiene que ser la causa.

¿Has prestado oídos a Paralda, el líder de los silfos? Se encuentra intranquilo por el estado del aire. Día a día los cielos se tornan más grises y los vientos ya no son refrescantes. Recela de las grandes construcciones que exhalan un calor agobiante y malolientes, con su aliento impuro.

¿Te has enterado de los lamentos de Neckna, la reina de las ninfas y sirenas? Se halla perturbada por los ríos y los mares. Día a día las aguas cristalinas se convierten en oscuros torrentes, y los seres vivientes que las habitan sufren a causa de ello. Desconfía de esos metálicos y enormes peces.

¿Has percibido la aflicción de Djin, señor de las salamandras? Se angustia por los fuegos. Día a día las llamas se tornan menos brillantes y de colores anormales. Teme por las numerosas fogatas que despiden un humo negro y pesado; las lumbres no pueden purificar esos objetos extraños que tocan.


Los espíritus elementales están clamando por ayuda para detener una calamidad que ocurre poco a poco en el mundo entero. Pero, ¿cómo harán para detener esta transformación de la Tierra? Habitantes de elementos diferentes, ¡difícilmente podrían unir en un mismo sitio agua, tierra, aire y fuego!


Ven hermano, ven hermana, y hagamos una fogata cerca del mar a la luz de la luna. Buscaremos del bosque la leña más aromática y seca, nos sentaremos en la arena en la pleamar y esperaremos a que la suave brisa avive el fuego. Así los cuatro espíritus podrán comunicarnos la magia de sus reinos.


Ya sabes, si ves una fogata a la orilla del mar, acércate y maravíllate escuchando sus voces ancestrales…

(publicado previamente en Revista Digital miNatura #85, Abril-Mayo de 2008)

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